Leer para vivir.
La persona vive solo cuando es capaz de satisfacer sus necesidades vitales. De lo contrario se deteriora, se frustra y hasta puede perecer. La existencia humana es una cadena de necesidades vitales de toda índole: físicas, sicológicas, intelectuales, sociales, espirituales... y responder a ellas es la tarea permanente y más delicada del ser humano. En ello le va la vida.
Existen necesidades vitales evidentes que no admiten discusión: comer, dormir, amar, crear, pero hay otras que, sin ser tan evidentes, no por ello dejan de ser menos vitales. Entre estas últimas se encuentra el hábito de leer.
Aunque son diversas las opiniones y las posturas que se tienen acerca de la lectura como práctica cotidiana, es evidente que leer, ha llegado a ser una necesidad vital de nuestro tiempo; o, al menos, eso parece y eso refleja la gran preocupación que suscita el hecho de que los niños y un poco menos las niñas dejen de leer a temprana edad.
Actualmente, hay talleres para madres y padres, esta demanda, incipiente aún, demuestra preocupación de parte de los padres.
Sin embargo,aunque hay preocupación el número de madres y padres que asisten a dichos talleres es muy bajo en relación al número de niñas y niños.
Se conoce que un número importante de madres y padres son no lectores, o lectores ocasionales. Pese a ello, hay casos en que les preocupa y a veces les obsesiona que sus hijos no lean. Y algunos de ellos buscan fórmulas para incitar a sus hijos a la lectura individual, por desconocimiento, muchas veces, fórmulas equivocadas.
También es cierto que ante la falta de tiempo, la lectura ocupa el último lugar y también en muchos casos, ningún lugar, en la lista de prioridades familiares.
Es importante que padres y madres reflexionen alrededor de esta afirmación fundamental: Para crear el hábito lector en las niñas y los niños, primero, padres y madres tienen que interiorizar y convencerse de que la práctica de la lectura es una actividad capaz de proporcionarnos nuevas perspectivas de vida; que la lectura ensancha el espíritu y abre horizontes nuevos; que nos pone en contacto con la realidad, nos ubica y nos confronta con ella, ofreciéndonos nuevas posibilidades de entenderla; que leer es abrir puertas a un mundo donde se descubren razones para recrear el sentido de la propia vida; que como espacio de cultura la lectura educa a la persona; que la lectura es lugar de diálogo y de intercambio con el pensamiento de otros para construir con ellos la vida; que es punto de encuentro entre la memoria de un pasado, la actualidad de un presente y el proyecto de un porvenir; que por eso, leer -y también escribir- es una forma de recrear continuamente el mundo y un espacio privilegiado de salud mental y de equilibrio de la personalidad.
Es verdad que la lectura tiene también sus exigencias: requiere de esfuerzo y disciplina, necesita tiempo; ha de aprenderse a valorarla por sí misma.También es cierto que la lectura puede ser un verdadero problema para no pocas personas, quizá porque no tuvieron una educación que la privilegiara o estuviera centrada en ella; o porque las circunstancias de sus vidas no la favorecieron, o porque encuentran más cómodo y sencillo utilizar otros medios...
Pero, lo que no se sabe, generalmente, es que renunciar a la lectura es perder la oportunidad de crecer como persona, es cerrar la puerta a otras visiones del mundo, es huir a una comprensión más profunda de la vida, es dejarse llevar por las inercias que aniquilan lo mejor que hay en cada persona, es perder la oportunidad de construirnos como mejores personas, como mejores ciudadanos, como mejores sujetos libres y democráticos.
La monotonía, la rutina y la falta de imaginación suelen ser los inevitables efectos de la falta de lectura; porque en nuestro tiempo ha llegado a ser un factor de equilibrio, un poder que impulsa las potencialidades creativas de la persona y un poder para reconstruir el mundo con capacidad de reflexión y de imaginación.
· Leer es lo mismo que alimentarse.
· Leer es lo mismo que crecer fuerte.
· Leer es lo mismo que vivir.
Base: tema de G. Sagasti
GZL/2003
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