viernes, 11 de enero de 2008

APUNTES A MANERA DE SEMBLANZA DE LA ESCRITORA SAMPEDRANA OLGA GUTIERREZ NORIEGA DE DILEO

Grata conversación con Patricia Dileo Gutiérrez, única hija, llevada a cabo en el Café de La Paz, en Miraflores- Lima, el día miércoles 14 de setiembre del año 2005

La vida familiar y la infancia

De mi madre siempre tengo y tendré el recuerdo más feliz. De ella aprendí la alegría, el amor y … a gozar con las cosas sencillas de la vida.

Los hermanos de mi madre fueron: Carlos, que era el mayor, después venían Elba, Violeta y Olga. Fueron tres mujeres; luego estaban Ricardo, Alfonso, Eduardo y Hugo, que era el menor.

Sé por referencia directa de mi madre y, en general, de los familiares, que ella tuvo una infancia maravillosa. La familia veraneaba en Puémape, y ella adoraba “su playa”, como la llamaba. Puémape era y siempre lo fue, lo mejor, lo único, la excelente morada de verano para mi madre.

Muchas veces ella me contó que lo primero que hacía cuando se determinaba el traslado a Puémape para los meses de verano, era meter en su maleta sus libros más queridos, toda su colección de Julio Verne, porque se dedicaba todo el verano a leer. Era tan lectora que leía con vela o con lámpara porque no había luz en esa playa.

Los días de playa estaban llenos de encanto desde el amanecer. Les traían la leche en las mañanas, venía el lechero en un burro trayendo desde San Pedro la leche fresca, el pan, las verduras…, era una vida muy placentera, muy de encuentro familiar, de mucho cariño, de mucha compenetración entre todos los hermanos, gozando de las bondades del sol y del mar. Desgraciadamente ya después, las cosas cambiaron, pero mientras fueron chicos, fue una vida muy, muy feliz.

En las horas de la tarde o del crepúsculo, mi abuelo daba un poco la cátedra de las estampillas porque era filatelista. Era mi abuelo Carlos. Por estos tiempos de la niñez y juventud de mi madre se creó la fábrica de velas, una empresa familiar; también, mi abuelo ensayó a elaborar perfumes y colonias y tenía una especie de almacén con todas esas cosas, esencias en frascos. Recuerdo, que muy pequeños todavía, los nietos entrábamos a jugar con las etiquetas y ese instante se transformaba en algo mágico ya que nos daban permiso para poder entrar al cuarto de lo maravilloso.

Me preguntas por Teresa Guerra García, amiga de mi madre. Pues, sí. Me asalta la idea de que es esa amiga que estoy trayendo a mi memoria, sí, muy simpática y de voz y ademanes muy amables, sé que se hicieron muy buenas amigas. Ella vivió en San Pedro de Lloc.

Los golpes del alma familiar

-¿Sabes qué cosa fue lo que truncó la felicidad de la familia? Fue la muerte del tío Carlos. Fue una muerte repentina y lejana, porque él estaba en Europa. Fue un intenso dolor por la impotencia frente a un hecho tan trágico.

En esa época. era imposible que alguien tomara un avión y fuera a averiguar cómo murió, qué pasó, qué antecedentes hubo cercanos al día de su muerte. El cadáver del querido tío llegó a San Pedro de Lloc después de un mes, llegó embalsamado. Mi madre me contaba que llegaron muchos telegramas y hubo muchas llamadas telefónicas de gente de diferentes partes del mundo. Él, el tío Carlos Gutiérrez Noriega era un psiquiatra reconocido en el mundo científico del momento.

Él viajaba con el Dr. Seguín en esa època, Lo acompañaba siempre en sus viajes, por eso fue muy extraño que él fuera el último en dar el pésame a la familia y que nunca apareciera por San Pedro de Lloc a dar explicaciones de cómo había sido el accidente. Según mi madre fue todo muy extraño, no hubo explicaciones claras ni coherentes, todo quedó enrarecido. Acerca del accidente se dijo que el carro entró en la vía en sentido contrario. Esto parecía inaceptable porque se sabía que en Europa todo está señalizado; dijeron que se abrió la puerta del lado donde estaba el tío Carlos y en ese momento pasó un camión cisterna prácticamente, por encima de él. Y no hubo nada que se pudiera hacer. Fue una muerte completamente extraña. Para mis abuelos y los hijos fue un golpe muy fuerte.

El cadáver vino con un Cristo en el pecho. Mi madre contaba que el abuelo, le mandó a hacer una base con una placa que dice: En memoria de nuestro adorado hijo, fallecido en una muerte trágica, en Pisa- Italia. De tus adorados padres y hermanos. Y la fecha, -creo- octubre del año 50. Mi madre lo tuvo por muchos años. Ahora yo tengo este Cristo.

Olga y el amor

Una infancia feliz, un gran dolor familiar y en medio de esos años que avanzaban, mi madre seguía soltera, era la única soltera de todos los hermanos. Sus amigas me cuentan que ella decía: -Yo pienso que el día que me enamore va a ser un enamoramiento diferente a todos los demás, es decir, tengo y voy a conocer al hombre de mi vida, pero de forma distinta, muy distinta… lo sé.

Un día, una amiga le dice: - Olguita, yo tengo un amigo en Trujillo al que mucho le gusta la lectura, la escultura, la música, y te quiere conocer. ¿Qué te parece? Él te va a escribir. Y allí quedó el asunto.

Un día a mi madre le llegó una carta y como ella era tan “despistada” leyó la firma como José Dilón. - Éste debe ser un chino- pensó. Y dejó la carta por allí.

Pasa el tiempo, vuelve a leer la carta, e indudablemente, le gustó. Y una tarde que estaba toda tristona y romántica, relee la carta y se dice: -Voy a contestar la carta de este amigo. Y le escribió. Le envió la carta y así empezaron a cartearse. Cartas iban , cartas venían y ella pensaba y pensaba, esperando con ilusión la siguiente carta por llegar; sentía la ilusión de la espera. -De repente hoy me llega carta del amigo- pensaba.

Pasaron como dos o tres meses y un día que regresaban del mercado con la tía Violeta, vieron que había un grupo de gente en la puerta de la casa del abuelo, que daba a la calle Dos de Mayo. Mi madre dice:
- Vamos a ir hasta tu casa porque allí hay gente. ¿Nos cruzamos para la vereda del frente? Y así lo hicieron, pero en ese momento, la amiga Estela Auleste le dice: -Olguita, ven.

Mi madre, toda temblorosa, se detiene y escucha que le dice: - Te voy a presentar al amigo Dileo. Inmediatamente, mi madre asoció con las cartas y el nombre: - Éste es el amigo con el que me escribo- se dijo para sí. Y se puso muy nerviosa. Atinó a decir, pasado un segundo de silencio embarazoso: - Amigo, ¿en qué ha venido? Y él le respondió: En la Izú, señorita. Y, nerviosa y colapsada, después de un momento le preguntó otra vez: - ¿Y en qué ha venido? Era lo único que le podía decir porque estaba trabada de voz, de palabra, de pensamiento, muy, muy nerviosa…

Cuando ya se despidieron todos, madre llegó a casa y se le dañó el estómago. No podía creer lo que le había sucedido y realmente. Mi madre, tan romántica, me confesó siempre que a ella le atrajo mi padre desde que lo vio.

A los seis meses se casaron. A mi padre le decían “El Árabe” por su físico y sus rasgos…

Se conocen, se escriben cartas, mi padre viene a verla todas las semanas porque él trabajaba en Trujillo. A esto siguió la petición de mano. El nombre de mi padre fue José Alberto Dileo Osorio. Era trujillano. Mi bisabuelo por parte de mi padre, fue italiano. Había venido de Sicilia.

A los seis meses de conocerla se casaron. ¡Cuántos años de casados tuvieron, realmente hasta la muerte! No hubo fiesta ni nada porque hacía poco que había muerto su querido hermano Carlos. Estaban de luto.

La Sagrada Familia

Mis padres eran felices. Nunca oí una discusión entre ellos. Mi padre iba a Trujillo, le traía chocolatitos, el tinte para el pelo, era muy detallista y conocía los gustos de madre. Nunca me castigaron porque no había por qué. Eran una pareja romántica, dichosos siempre y gozando con las cosas sencillas. Por decir… viendo el atardecer en Puémape, o yéndose al cerro de Cupisnique o a Tembladera. Estas son las cosas más grandes del mundo, comentaban. Mi padre llevaba su música seleccionada, su grabadora para escuchar su música clásica, un libro, saboreaba un almuerzo sencillo y lo pasábamos muy bien. Nos decían la Sagrada Familia. Marthita Vértiz, mi prima que tiene el arte de la pintura en los dedos y la piel, nos decía “La Sagrada. Familia”, porque éramos muy unidos los tres. Recuerdo que cuando había una invitación, mi padre decía -Mejor, yo me quedo, para qué vamos a ir a la invitación. Acá estamos bien los tres. Mi madre era más laberintosa, ella era así…, la chica de la invitación, de la conversación y de la comida rica, pero mi padre sufría toda la vida del estómago, se cuidaba, así que cuando podía se quedaba, aunque cuando iba a cualquier lugar disfrutaba mucho del momento. Mi madre le decía a veces: -Eres un “aguado”, mejor, te quedas. Pero, al final, íbamos. Yo he sido muy feliz con ellos.

Los recuerdos del alma para siempre

Mi padre murió el 22 de noviembre de 1997; mi madre falleció el 18 de agosto del año 2002, a los 92 años de edad. Ella nació en 1910.

En sus últimos años, perdió paulatinamente la vista, no en forma total pero sí lo suficiente para no poder leer. Este fue un gran motivo de pena y de sentimiento de soledad – no poder leer sus libros amados, toda la colección de Julio Verne, por ejemplo, o las obras de Alejandro Dumas, entre otras.


Olga Gutiérrez de Dileo: una escritora

¡LLUVIA! Olga Gutiérrez de Dileo

Hoy ha caído una lluvia abundante que ha remozado mi huerto.
Los árboles frutales son los más beneficiados. Y pienso que tendremos buena cosecha de naranjas y manzanas.

Los cerezos y limoneros parecían niños en día de fiesta. Extendían sus ramajes para recibir mejor su fresca caricia.

Y las flores de oro vivo de las retamas y el tomillo, que crecen allá en profusión, esparcían su más penetrante y grato aroma. Yo le ofrecí mis mejillas, mis ojos, ¡todo mi ser! Y mi frente empapada se olvidó de sus problemas.

Y miré alborozada como la hierba se esponjaba y reverdecía al conjuro de sus gotitas milagrosas.

Para muchos la lluvia significa un fastidio, significa encerrarse en sus casas, y si se ven obligadas a salir toman un paraguas de mala gana y se van regañando contra ella.

Para mí es una delicia. ¡Amo la lluvia! La amo porque hace tanto bien a los campos. Los más bellos brotes, que son una bendición,, nacen de los árboles, los frutos maduran y se inflan, y los sembríos de verduras y tubérculos alcanzan su plenitud.

¡Amo la lluvia!, la dulce lluvia que al caer sobre las hojas entona un cadencioso cantar.

Mis ideas se aclaran. Y siento como si esas gotitas cristalinas y puras penetraran en mi alma llenándola de luz.

Lluvia bienhechora que ha remozado mi huerto y que tan magnífica cosecha de naranjas y manzanas nos promete.


Comentario : “Lluvia” : Constituye un crisol de palabras intensas a través de las cuales se siente la lluvia como un ser humanizado que danza a un compás sin tiempo, canta con la voz de los silencios profundos y traduce el color de los aromas sabios de la Tierra y el sonido de la vida a manera de roces cadenciosos llenos de sentimiento y alegrías profundas.

EL RÍO Y YO Olga Gutiérrez de Dileo

Me gusta estar junto al río en estas tardes de comienzos de Verano, cuando el aire dulce y tibio trae más directo el olor de los campos que lo rodean al mezclarse con el de la tierra mojada y el de la hierba húmeda que lo orillan, componiendo una exquisita fragancia que aspiro con fruición cuando el color e sus aguas en esta época, más verde y traslúcido, refleja como un espejo la luminosidad del cielo.

Busco un lugar sobre los altos jucos y allí me acomodo muellemente con el mejor de los ánimos, dispuesta a mirar, observar y escuchar sus voces, segura de que él también me verá y escuchará, de otra manera sería vana mi actitud. Mojo mis manos en su fresquísima agua y ahuecándolas la llevo a mi rostro que agradece esa caricia. Luego, haciendo una mueca, me miro en su superficie con las facciones distorsionadas y me río al pensar en que podría ser un pez raro que el agua no quiere llevarse.

El río es ancho y fuerte, profundo y misterioso y tiene mucha vida. Su hondura horroriza. ¡Qué espíritus maléficos podrán haber en ella!, mas en sus orillas es claro y manso y deja ver sus guijarros pequeños y redondos que se miran como ojitos traviesos.

¡Qué hermoso es el río, y cómo atrae a los pájaros! Llegan en bandadas de los sitios más lejanos: tordos, chiscos, colibríes y tantos otros, a posarse en el ramaje de los sauces que bajan hasta lamer sus aguas, y desde allí le cantan sus más dulces endechas alborotando el ambiente. El río les response con murmullos cristalinos, y es, en verdad, un encanto escuchar este concierto y entender esta armonía entre pájaros y agua comprendiéndose tan bien.

Yo le pregunto qué campos y huertos ha regado y qué ha visto en su largo recorrido. ¡Hay tantas y tantas cosas! Pero nada le gusta más que cuando el ganado abreva en sus aguas y con sus negras pezuñas la enturbia y la revuelve, esto es un juego para él que lo divierte, y un juego también, aún más gracioso, al entrar yo a bañarme, entonces se estrecha, se arremolina contra mí y me da un gran susto al levantarse de repente en altas ondas cubriéndome por completo de chorros cristalinos.

¡Oh, este río amigo! Es serio y es risueño, formal e imprevisible. Por eso me gusta el río y por eso vengo a estar junto a él en estas tardes de comienzos del Verano, perdida entre los altos juncos, arrullada en sus murmullos, envuelta en su encanto de libertad, fuerza y belleza que ni me doy cuenta que el día ya se acaba y el anochecer va llegando con sus sombras inquietantes, sus susurros y esa infinita paz que va aquietando seres y cosas. La superficie rizada del río se alisa y se apacigua y hasta el viento, más fuerte a esta hora, por un momento se silencia y suavemente se desliza entre los colgantes ramajes de los sauces. Me levanto y con un ademán cariñoso le digo adiós al río amigo que misteriosamente parece elevarse de su lecho adormilado en una onda fantasmal para decirme adiós también.


Comentario : El río y yo: espejo de un cielo luminoso, caricia hecha arrullo en su trajinar incesante, almacén de endechas de pájaros trinadores y decidores de la historia del tiempo, abrevadero donde juegan curiosamente negras pezuñas enlodadas de gusto, sombra inquietante de susurros, canto de libertad, de fuerza, de belleza, misterioso vaivén de aguas eternas.



PUÉMAPE Y LAS GAVIOTAS Olga Gutiérrez de Dileo

En esta mañana aquí en la playa de la “última peña”, de este Puémape amado, miro cómo el día amanece sintiendo el paisaje en todas las partículas de mi ser: arriba un cielo desbordante de luces, rasgado por rosadas nubecillas, en el que el sol asoma tras los cerros diluyendo suss contornos en la atmósfera de vapores blanquecinos, que sus rayos atraviesan convirtiéndolos en finísimo polvo y que, ¡oh, maravilla! veo danzar ante mis ojos como algo que pudiera tocarse.
Abajo un mar más verde en esta hora tempranera y que con sus olas encrespadas va dejando festones de espuma sobre la playa, que la brisa, la suave brisa, ya un poco más fuerte en estos comienzos del Otoño, lleva y trae zarandeándolos por el aire, para luego depositarlos, allí donde termina la marea, en copos estremecidos y blanquísimos, hasta que otra ráfaga vuelve a levantarlos en igual juego.

La playa: una increíble alfombra de arena pulida y brillante y que por kilómetros de kilómetros se extiende triunfante como diciéndole a todos: “Miradme, miradme, no tengo piedras ni suciedades y no hay otra tan hermosa como yo”. Es un placer recorrerla con los pies descalzos hundiendo las plantas en la apretada arena y sintiendo su refrescante humedad. Uno camina y camina olvidándose de todo y devanándose llevar tan solo por el embrujo y encanto de tan gloriosa naturaleza.

Bandadas de gaviotas avanzan por el cielo y detengo mi vista en ellas pues es mi espectáculo predilecto siempre que vengo a este lugar: van en perfecta formación dibujando un triángulo compacto y siguiendo a la que es guía con una disciplina y destreza sorprendentes, sus altisonantes chillidos tienen un no sé qué de nostálgico y casi creería que me llaman… “¡Ven a volar con nosotras!... ¿Y por qué no? –me digo a mí misma. ¡Volar es fácil… con la imaginación!

Y me remonto con ellas hacia esas vertiginosas alturas que suelen alcanzar, impulsada por sus poderosas y alígeras alas, y entre ese revuelo de brillantes plumajes voy subiendo cada vez más alto y más alto hasta donde siento la cortante potencia del viento que con sus mil voces, ya suaves, ya violentas, me canta al oído: “Eres libre, eres libre… Ya no estás atada a esa oscura Tierra donde tienes que soportar los años y enojosos pensamientos…Ahora ya no eres tú sino un pájaro más. Osado y fuerte, dueño de todo el ámbito que te rodea, volando entre nubes muy blancas, rayos de sol y diáfanas transparencias…
Pero… pronto despierto… todo se borra y vuelvo a la Tierra que vista desde abajo no encuentro tan oscura, quedando dentro de mí un poco de esa sabiduría de volar de estas amigas mías.

Ahora dan vueltas concéntricas hasta cerrarse en una sola masa oscura para luego ir desenvolviéndose como una cinta refulgente al sol, las alas abiertas y sin ningún movimiento hasta perderse por completo, diluirse, por así decirlo, en el espacio… ¿Ilusión? ¿Prodigio? No sé, quizá ambas cosas y de repente reaparecen triunfantes y en picada, y tal y como si fueran a estrellarse contra la playa, al llegar cerca de ella haer un quite esquivando el golpe, deslizando sus cuerpos al ras del suelo hasta enderezarse por completo y detenerse con las alas extendías, como banderas al viento, y el blanco pecho inflado para luego comenzar un graciosos juego con las olas: coger un pescadito y cuando ésta se retira y raudas remontarse con su presa que, muchas veces otra se la disputa en el espacio.

¡Ah, estas gaviotas! Se diría que aquí han nacido y aquí han de morir. A veces desaparecen por un tiempo, quien sabe a qué playa se irán, y entonces, como las echo de menos posando mi mirada en uno y otro punto del horizonte. Pero ellas vuelve, vuelven siempre nostálgicas de hábitat donde encuentran sus sustento y nadie las molesta.

Yo deseo verlas de más cerca y acorto la distancia que nos separa ¡mas en vano! La bandada entera emprende el vuelo hasta perderse y no vérsela más.

Pero yo sé que estas amigas mías. Tan pequeñas e indefensas, no se espantarán de mi presencia algún día , y participando de sus juegos y proezas, tal y como si yo fuera una de ellas, me contagiarán de esa su alegría de vivir tan pura y de su libertad tan maravillosa, que es un canto al amor y a la esperanza y ¿ por qué no? También de su capacidad de volar… pero, acaso , ¿no es tan fácil volar con…la imaginación? (otoño de 1984)

Comentario: Puémape y las gaviotas: descripción lírica de esta playa de la “última peña”, de este pedazo de tierra y mar tan amado para la escritora, que va repasando con la mirada y con las palabras, los diferentes espacios y los ambientes que se crean en él, cuando es de mañana, cuando transcurren las horas, en el atardecer y en el resquicio de la oscuridad profunda de la noche.
El mar verde, la playa de la hora tempranera, una alfombra de arena pulida y brillante.
Y las gaviotas en perfecta formación, dibujando un triángulo compacto y con sus agudos chillidos que envuelven la nostalgia, las saudades…

Poeta nuestra

Olga Gutiérrez es la expresión del amor a la naturaleza, del gozo de la vida sencilla hilvanada en el cordel de los sentires profundos, de los amores en resonancia perfecta con la belleza de los paisajes circundantes y queridos desde siempre en cada vida.

También le dedicó un tiempo de intensidades a la pintura, en ella refleja el amor familiar, la casa familiar; el romanticismo de las tardes de verano y de mar, el largo camino de la alameda. Los algarrobos, árboles tan presentes en los campos de la provincia, los paisajes de la zona aledaña a Chocofán, la calidez de su propio huerto. E, indudablemente, tiene también pinturas que reflejan el paisaje marino de la playa, el muelle de Pacasmayo y las gaviotas.

Olga Gutiérrez fue un alma absolutamente romántica y soñadora y también, una auténtica “despistada”. La amo siempre.

Con estas palabras cerramos esta plática de los tiempos de azul en sol mayor.


2. NELLY FONSECA RECAVARREN

Nació el 12 de octubre de 1922 en Pacasmayo. Hija de Pedro Pavlo Fonseca y de Cristina Recavarren. Falleció en Lima el 9 de abril de 1963.

Siendo estudiante sufrió una caída que afectó durante toda su vida su columna vertebral. Atravesó por una crisis espiritual que a tiempo oportuno tuvo la visita del Dr. Walter Montaño quién la orientó y le obsequió una Biblia.

A los 7 años empezó a escribir poesías, a los 12 ya tenía su primer libro “Rosas Matinales”, publicado el año 1934. Escribió siete libros: “Heraldos del Porvenir”(1974), Luz en el sendero (1938), El Poema de América” (1940), “Sembrador de estrellas” (1942), Juan Carlos Krohare (1947), “Bethemora, la que mira al mar” (1949) y “Raíz del suelo” (libro póstumo). Los dos últimos libros fueron firmados con su nombre y apellidos, los otros llevan el seudónimo “Carlos Alberto Fonseca”.

Dirigió la página literaria de La Crónica, allá por los comienzos de los años cuarenta. También tuvo a su cargo la dirección de la revista “Palabra Americana”, tribuna del pensamiento, letras y poesía del continente.

Es autora del Himno Rotario, del Himno Pre-Militar y del poema épico “Pacasmayo”






“RAÍZ DEL SUEÑO” (1963) (NFR)

Te llevo en mí, como raíz del sueño,
penetrando mis hondas soledades.
De tu recuerdo nacen los poemas,
pero se van nutriendo con mi sangre.

Hubo en tu vida comunión más íntima…
¡Hubo, acaso, emoción más perdurable?...
Sobre mi vida en flor cruza tu aliento
Tal como un ancho río fecundante.

Cada estrofa que se abre entre mis manos,
-hecha a tu propia imagen-,
trae consigo un hálito infinito
que no logran los frutos de la carne.

Otras pueden tomar sobre tus labios
La caricia fugaz, el beso fácil.
Yo apenas te retengo en esa zona
Donde el instinto se convierte en arte.

Y estás en mí, como raíz del sueño,
poseyéndome el alma, sin tocarme.
Tú eres el carrillón y yo el sonido
que se fuga en el viento de la tarde.

Con este poema, indudablemente de tono intenso, se abre el poemarioi Pero… ¿Qué es la poesía para Nelly Fonseca?

Comentario: Es un discurso del alma que filosofa sobre el amor, de un gran amor cuya intensidad llena el espacio y el tiempo de su ser íntimo, y el poema surge de aquella región del alma, de aquel bagaje de vivencias, convirtiéndose en una forma de oración, de rezo silencioso que circula en la sangre, todos los segundos de la vida.

En Fonseca, el amor no se agota en lo físico material, ella cree y vivencia el amor- emoción, el amor del hálito infinito donde “el instinto se convierte en arte”. La pura poesía del amor navegando en la lo misterioso pero trascendente del sentimiento humano; ella trata de encontrar una materialización de sus sentimientos en las palabras y en la música que ellas poseen para, quizá, acercarse al amado que la “posee sin tocarla”.


AL DÍA (NFR)

(Para Elsa. Juan Franco Ponce

No sé a donde me llevan, arrastrada
por la mano sonámbula del verso.
Son muchos los caminos. Yo no conozco nada.
Sopla la racha fría de un ventarrón adverso.

Yo me dejo guiar. Quién se entrega a su guía
renuncia a sus quimeras y a su orgullo,
y adopta el nombre de la poesía
Como si fuera suyo.

¿A dónde voy por el camino estrecho,
bajos los ojos y las manos juntas?
¡Corazón, adelante!... Ya no tienen derecho
ni a detener tus pasos, ni a formular preguntas.

La mano sonambúlica del Arte
me arrastra aún, por la infinita escala…
Yo pienso que escogí la mejor parte,
como la pecadora de Magdala!

Siento en la sombra que otro peregrino
viene siguiendo con afán mis huellas…
Y le grito: - Viajero, no tientes el Destino!
¡Ni yo misma conozco este camino! …
Y me responde a veces – ¡Tú vas sembrando estrellas!

No sé a dónde me llevan, arrastrada
por la mano del verso
¡Yo sólo sé que no conozco nada,
que las rutas son muchas … pero avanzo confiada,
como si fuera mío el Universo!

Comentario: Frida, en este poema, nos da su definición de poesía y sus cánones poéticos. Para ella la poesía es inspiración, es una ráfaga mágica que nos envuelve y ante la cual no queda nada más qué hacer sino “entregarse” y dejarse “guiar”. Es como el destino ante el cual renuncias a todos los sueños y a la propia intimidad y todo se entrega para que la palabra entre en el mundo de lo social y puede ser aceptada o rechazada, debe de abrirse a todas las opiniones y comentarios. No hay cómo detener aquello.

El Arte arrastra y se lo puede detener, te va exigiendo que le des vida. Sin embargo, se convierte también en una pasión que muchos quieren sentirla y hacerla suya.

El poema nombra, invoca, llama, convoca, pide reflexión y exige libertad para aceptar el camino del Arte. Quizá en ese camino hayan voces que t dicen “que tú vas sembrando estrellas”. Pero lo que realmente importante es sentir que hay un don que está dentro del artista y que tiene y debe enriquecerlo y al convencerse de este “destino” aceptar que tienen valor el ser un profesional de la palabra para que con ella, sea más fácil asir con mucho cariño y respeto al Universo.




NOEMÍ ARANA DE ESCOBAR

Nacida en Jequetepeque, esta escritora cursa sus estudios secundarios en el colegio “María Goretti” de Pacasmayo. Muy joven muestra una especial vocación artística. Pronto su palabra empieza a convertirse en poesía, destacándose también desde su juventud, por un espíritu de liderazgo y de compromiso social.

Se casa muy joven con el poeta Antonio Escobar Mendívez, también jequetepecano, reconocido por la publicación de la revista Runakay (1977)que abrió espacios para que los escritores del país publicaran sus artículos literarios o ensayos y más tarde, amplió su oferta generosa y solidaria con la publicación de muchas obras de autores de todas las regiones del país. Noemí, ha sido un puntal y una partícipe directa en el desarrollo de esta valiosísima experiencia en el norte del Perú.

Su vida, al mismo tiempo que esposa y madre de tres hijos hoy profesionales, es una vida rica en matices de trabajo por la equidad de la mujer, por la valoración de la mujer campesina, demostrando en todo momento compromiso y sentido optimista frente al futuro.

Obra: Kurur (1977)

Solo una pincelada para presentar a esta mujer-poeta, con el cargo de
presentar próximamente una semblanza suya más completa.

GRACIELA ZÁRATE LEÓN

Camino en los últimos años, dedicada a promocionar la lectura: Soy Consultora Académica, con énfasis en Lectura y Animación a la Lectura. Trabajo hoy, mayormente con profesores. Lo hago a través de: Editorial Santillana, de la Mesa de Letras, bajo el auspicio del Consejo Nacional de Educación, y desde los Parques de Lectura, de la Municipalidad de San Borja.

Formo parte de APLIJ (Asociación de Escritores de Literatura Infantil y Juvenil). Desde este ámbito, tenemos una participación directa en todo evento relacionado con Lectura y Literatura Infantil. En todos estos casos, tengo la oportunidad de trabajar por la Movilización Nacional por la Lectura. Últimamente, hemos sido invitados a presentar unas Conferencias en la Universidad Ricardo Palma, que en coordinación con la UNESCO ha brindado una semana de conferencias sobre Lectura en el Perú.
Cada una de estas instituciones expresan mucha vitalidad en estos momentos de Urgencia y Emergencia Educativa.

Mis temas literarios continúan centrados en Mujer, Niño y Maestro. En cuanto a producción literaria tengo en compás de espera la atención a mi solicitud de publicación de dos obras para niños:

Cuento: Ciempiés CPXXI : Simpática y graciosa historia de un ciempiés muy vanidoso, a quien sus amigos deciden darle una buena lección.

Poesía: Poemas en son de Trinos y Fonotrinos cuyo punto de partida es un profundo amor a la Vida expresada en el prodigio de la naturaleza y una gran admiración a la maravilla que se expresa en cada uno de sus matices, en este caso, los trinos de los pájaros.
Los pájaros y los trinos dan a los niños la posibilidad de acuciar su sentido de observación, tanto en sus detalles físicos: color, tamaño, forma, fragilidad, como en todos sus atributos: expresión de belleza, de libertad. Los trinos constituyen una sucesión de sonidos únicos, incomparables y que conmueven las fibras del alma como si se entablara un diálogo de seres mágicos que nos involucra profundamente.

Trinos y Fonotrinos

ZZZUMM, ZZZUMMM

Gira, gira, gira
el pajarito pinto
haciendo un
zzzzumm, zzummm
en su loco pico

Gira, gira, gira
Suspende su vuelo
Sssrïiïii sssrïiiii
Flor de duraznero

Zzzumm, zzzummm,
El viajero mago
Liba con fruición
El néctar de amor

Está tan ufano
Que es todo un primor.

Sssrïiii, ssssriiiii

Tengo concluida la obra: Vivir con la lectura, que presenta frases célebres relacionadas al tema lector. También extractos de ponencias, artículos e investigaciones que desarrollan el tema de la lectura desde diferentes ángulos. Me encantaría que pudiera editarse bajo el auspicio de la Agrupación de Escritoras Norteñas.

Y un relato para ser grabado en CD, que tiene por título: ¿Qué hace Papá Noel durante todo el año?

Me siento consustanciada con esta institución. Creo que la Agrupación de Escritoras Norteñas debe estar presente en todo evento cultural del país, creo que debemos realmente, sentar las bases y fundamentos de una corriente literaria representativa de la cultura y valores de esta parte del Perú del sg. XXI.

Muchas gracias


















II ENCUENTRO DE ESCRITORAS NORTEÑAS
“ELIA ALVAREZ DEL VILLAR REVOREDO”

TRUJILLO LA LIBERTAD 27 al 30 de OCTUBRE 2005











POEMAS VARIOS









AUTORA. GRACIELA ZÁRATE LEÓN













Trinos y Fonotrinos (GZL)

CUCÚ, CUCÚ, CUCÚ

Cucú, cucú, cucú
Trina un pajarito
Pompón de lanas-color
Fantasmagoría de camelias
Convertidas en plumas
aireluz

Cucú, cucú, cucú
Juega a las escondidas
en el reloj del tiempo
de la chiquititud.






Trinos y Fonotrinos

CÚCURU RU, CÚCURU RU

Cúcuru ru, cúcuru ru
Copo de espigas doradas
Surcador de auroras
Creador de palacios en azul

Cúcuru ru, cúcuru ru
Trompetín travieso
Danzante rumboso
en etéreo cielo
Libre en su vuelo alegre
Pájaro violonchelo.










Cultura Peruana
Homenaje en palabras

Artesanía de paisajes
modelados por manos
hechiceras.

Folklore de música,
de danza,
de palabra
mágica.

Crisol de brujos,
de emolientes,
de huaqueros,
de fábulas.

Siempre en nota
de antara,
Siempre en quipu
eternal.

- Memoria -
- Trascendencia -
- Amor sin tiempo -

Ahora …
llenando los huecos
del olvido.

Imaginario de sueños
eternales.
Idioma de paz, de solidaridad.

Hipótesis de resurrección
y de alborada.

Canción de idioma nuevo
y de bohemia universal
sui géneris.










Libertad IV

Azul, azulino,
cantor,
cantarino,
amor, peregrino
del señor pingüino
vestido de frac
¿Viste, quizá,
la belleza
de la libertad?



Libertad V

El alma era como un ave
viajera de cielo y mar
Al estar presa en la jaula
adormeció la experiencia
de volar.

La jaula frustró su sueño
de amor y felicidad.

El alma afrontó los retos
recobró la libertad

Se remontó al infinito
Bebió del viento sus aguas
recuperó para siempre
la eterna pasión
de amar.











Mi abuela

Mi abuela…
mi abuelita…
mi abue querida.

Amiga juguetona
de mis juegos de niña.
Me habla de otra manera
para entender la vida.

Me ofrece grietas dulces,
para mis travesuras.
No ahonda desmesuras,
tampoco heridas duras.

Me construye un espacio
de ficción, donde viven
los duendes y las hadas,
los cuentos de los niños,
en grandes oleadas.

Mi abuelita querida
¡cómo ensanchan de vida
¡tus palabras

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